lunes, abril 28, 2008

CAMPO DE AMARTE


Hay libros a los que uno es debe más de una mirada. Sus palabras se repiten con imágenes en carne y hueso. Ahondan el pozo de los deseos y elevan verdaderas plegarias al sagrado altar del amor, sin más compromiso que la ocasión y la búsqueda sin freno en el otro. Sombras y cuerpos que ocuparon un mismo espacio. El amor es un capítulo que nunca se cierra.
Manuel Siva Acevedo amigo y poeta de los años sesenta y tantos de un Santiago que dormía la siesta, bucólico, romántico, y en la juventud feroz de aquellos días, es quien escribió este libro años más tarde y lo intercambió por uno mío hace un año en la Feria de Bogotá. La ceremonia en un teatro fue simple, me regaló Campo de Amarte y se llevó: Entre paréntesis, amor. Dos cuerdas para distintas guitarras de un mismo movil: el amor. Estábamos sobre un escenario, donde ya los poetas habían leído y un presentador realizado un show. Nos fuimos cada uno para su ningún lugar hasta hoy día.
Eduardo Anguita, un poeta metafísico goloso, insaciable, hambriento eterno de estrellas y cuerpos, es quien prologa Campo de Amarte, aunque sus palabras estaban dedicadas a la primera parte de este libro editada bajo el título de: Monte de Venus. Es una crónica escrita en 1982, pero se ajusta al cometido del libro y de ambos poetas. Silva no le escribe a una sóla mujer, ni a la mítica Musa, tradición en los poetas, dice más o menos Anguita, y todas éstas son diferentes. La gracias¡ añade Anguita, de alguna manera es que el amor se reinventa, no perece, diría yo, en una sola cama. Crece en la variedad, pluralidad de corazones, movimientos y cuerpos, se expande, riega, florece en cada una de las muertes.
Un domingo de tarde tibia, detenida en los rayos de luz que iluminan la sala, me entretengo con la portada de Marc Chagall, donde el amor pareciera danzar sobre si mismo, un gesto cotidiano que acompaña un ramo de flores en las manos de una mujer que busca la boca de su amado y viceversa. La portada, de estos peces, sin agua, más bien parecieran venir de unas sombras, porque se le ha quitado la pintura (el color) al cuadro original de Chagall: El cumpleaños.
La pintura de Chagall está llena de detalles, colorido, una alfombra roja que cierra la superficie inferior del cuadro, inocencia, que no tienen los poemas de Manuel Silva Acevedo. No es una crítica, sino una acotación, de forma y contenido, en este caso, lo gráfico y la palabra. El amor, el sexo duro, la pasión, el erotismo, son viejos, eternos, inacabados temas de la poesía, de la literatura y del arte en general.
Manuel Silva Acevedo, como todo poeta pertenece a un entorno y a sus lecturas. Campo de Amarte, no es un Arte de amar, sino un campo de batalla, muy distinto al Folletín de los 20 Poemas de Amor y una Canción desesperada; a Relación Personal del adolescente Gonzalo Millàn en ese entonces; al amor de la Mistral: Gonzalo Rojas con quien Silva abre su poemario con los clásicos versos: Què se ama, cuando se ama, mi Dios; Parra, Huidobro, Perro del Amor de Welden: De Rokha: Teillier,Lihn; Alfonso Alcalde, Hahn, etc. etc. pero hay algunos parentezcos, en nuestra opinión con Lihn y Parra, el humor, un tratamiento motivado por el dolor-sarcasmo, una suerte de llama fugaz de inevitable extinción. Silva recurre al enfrentamiento/conquista/lucha/combate/ pasión/amor/vida/muerte/a todas las artes amorosas posibles/a esa imparable bola de fuego de furia y sonidos axilares...
Es el Campo de Marte romano, dios de la guerra. Un combate amoroso.
Safo, 630 años A.C., para no ir màs lejos, que la cercanía de la misma carne en la palabra, allà en la Isla de Lesbos, escribe del amor en primera persona, habla de su pèrdida a su ausencia. (Soledad a Media Noche/Se han puesto ya la luna y las pléyades. Es media noche. Pasa el tiempo. Y yo sigo durmiendo sola.) Catulo, que inspiró a Ernesto Cardenal, tambièn le cantò al amor con despecho de sal en la herida que el mismo curó... ni vayas tras quien huye, ni vivas desgraciado, sino que, duro el ánimo, tente firme. No sientas. Adiós muchacha, Catulo ya no siente. Pues que no lo deseas, ya no te irá a buscar ni te hará ruegos, pero tú sufrirás cuando nadie te ruegue. De estos versos antiguos viene este poema de Cardenal:
EPIGRAMA
Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:
yo, porque tú eras lo que yo más amaba,
y tú, porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos, tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,
pero a ti nadie te amará como te amaba yo.
Muchachas que algún día leaís emocionadas estos versos
Y soñéis con un poeta
Sabed que yo los hice para una como vosotras
y que fue en vano.

Y Francesco de Petrarca pasado el 1300, dijo a su Laura:
SONETO CXXXII
Si no es amor, ¿qué esto que yo siento?
mas si no es amor, por Dios, ¿qué cosa y cual?
Si es buena, ¿por qué es áspera y mortal?
si mala, ¿por qué es dulce su tormento
Y Sor Juana Inés de la Cruz, nos dice;

Feliciano me adora y le aborrezco; Lisardo me aborrece y yo le adoro; por quien no me apetece ingrato, lloro, y al que me llora tierno, no apetezco: a quien más me desdora, el alma ofrezco; a quien me ofrece víctimas, desdoro; desprecio al que enriquece mi decoro y al que le hace desprecios enriquezco; si con mi ofensa al uno reconvengo, me reconviene el otro a mí ofendido y al padecer de todos modos vengo; pues ambos atormentan mi sentido; aquéste con pedir lo que no tengo y aquél con no tener lo que le pido.

Es muy larga la cuerda del amor en poesía, amplio su abanico, vastìsimo, complejo, diverso, sorprendente, duro, placentero, y contradictorio, su camino. Un pozo oscuro bajo la luna, el amor crece y agita. Y Skakespeare, el padre de tanta poesía amorosa y tragedia, nos recuerda: Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado. Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras. Y Oscar Wilde es autor de esta vieja y repetida frase: Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas. Pessoa : Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo".

El repertorio es cada día más amplio, poetas de todos los tamaños y pelajes le seguirán escribiendo al amor, como el oxígeno a sus pulmones. En ocho segundos, Google nos devuelve 140 millones de respuestas, vínculos, asociaciones conla palabra amor. Muy pocas comparadas con los 6.500 millones de corazones existentes en el planeta, epro suficientes para cualquier lector que se inicie en el tema. Y nos define la palabrita mágica, eléctrica que pone todo en mocimiento: "El amor es considerado como un conjunto de comportamientos y actitudes, incondicionales y desinteresadas, que se manifiestan entre seres capaces de desarrollar inteligencia emocional o emocionalidad. El amor no sólo está circunscrito al género humano sino también a todos aquellos seres que puedan desarrollar nexos emocionales con otros, por ejemplo, delfines, perros, caballos, etc.
Manuel Silva Acevedo, autor de Perturbaciones, Lobos y ovejas; Palos de ciego; Día quinto, entre otros poemarios, lo hace a su manera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Reiterativamente da gusto entrar aquí

Gracias por tantos regalos