Apenas vi al Solitario George supe que merecía un post. Su mirada, que no es pasado, sino futuro, produce absoluta calma. Más silencioso que una tortuga sólo el silencio inconmovible de su caparazón, la suma del tiempo, pasos que van en dirección al mar. Hablemos en confianza del viejo y querido George, un gigante del tiempo y de la vida y de la espera. Un sobreviviente, a secas, guardián inconmovible de su especie ( Geochelone abigdoni) , quelonio que conversa con la eternidad. ¿Qué diría si Charles Darwin lo viera con sus propios ojos, el evolucionista que se llevó de Galápagos a Inglaterra a Harriet (hembra), hace 175 años? En Galápagos Darwin pudo comprobar como los diferentes ambientes y entornos de esa isla permitían la evolución de diferentes animales de un mismo origen en distinats especies.
El Solitario George vive desde 1972 en cautiverio en el Centro de Reproducción y Crianza de Tortugas con varias hembras, como un misógeno, aparentemente. Durante 36 años, al parecer su rechazo ha sido emplacable y el Solitario George no se ha rendido a los encantos de las jóvenes y seductoras tortugas. Se sabe único sobreviviente y seguramente ha barajado y juega con esa posibilidad durante sus largas noches en Isla Pinto, ubicada a unos mil kilómetros de Isla Galápago. ¿Cuántas veces veces se habrá hecho la misma pregunta, por qué estoy en este encierro? ¿Habrá mirado su corto horizonte y recogido su cabeza en señal de resignación? Largas noches de cargar la misma caparazón, esperanza, sueños y responsabilidad de perpetuar la especie. Tamaño compromiso que podría aplastar la caparazón de la tortuga más fuerte y resistente. El Viejo George, que siempre ha sabido de responsabilidades, no deja de sobresaltarse en medio de la calma de su espíritu. Tantos años en este ejercicio tenaz de la vida con los humanos, más torpes que la piedra que se instalan en su propio camino. El tiempo, a veces, no da ni para rascarse la cabeza, pensaba para sus adentros, El Solitario George, en la vastedad de su soledad, en el rincón de sus principios, acosado por las beldades de su especie.
Me pregunto: ¿cuál será la noción del paraíso del Solitario George, que nació en uno verdadero? ¿Cuántas Evas resistirían su caparazón? ¿Cuál es el secreto para manetener por más de un siglo el mismo rostro? Tal vez no existan los espejos en la isla y la vanidad no tenga lugar. Sea como un espejo de arena que se convierte en un reloj que no tiene tiempo más que el de la tortuga.
¿Cuál habrá sido la lectura del Viejo George durante estas décadas de celibato o simplemente no encontraba la pareja o ninguna de sus amigas le guiñaba el ojo bajo la caparazón sensible del amor? ¿Quién pensó que su corazón de tortuga sensible le hablaría algún día? ¿Las tortugas son románticas porque tienen todo el tiempo del mundo para mirarse? ¿Cuál ha silo la lectura de El Solitario George en estos meses de cautiverio empujado al amor? Prisionero de la voluntad del hombre en su porpia Isla. Aislado en su Isla en cautiverio medita bajo su caparazón y sabe que hasta las tortugas tienen un fin, aunque se tomen la vida con calma absoluta.
Estas reflexiones, tan meditadas, en la tradición de los habitantes milenarios de Galápagos, le llevaron seguramente a pensar en las cosas humanas, terrenales: perpetuar la especie. El Solitario y serio George, tenía su soprpresa guardada bajo el caparazón de sus verdaderas intenciones. Los trabajadores del Centro de Reproducción encontraron nueve huevos, cuatro estaban completamente rotos, dos con fisuras en su cascarón y tres están absolutamente sanos.
No está dicha la última palabra. El Solitario George ha hecho su esfuerzo y ha cumplido con su especie, epro el tiempo tiene la palbra. De ser fértiles los huevos, tendrán que pasar avrias generaciones para obtener individuos puros, de la estirpe, perfil, talante de George, con esa serenidad que otorgan la sabiduría y un destino sin apuros. Por ahora los huevos están en incubadoras a distintas temperaturas. Rolando Gabrielli©2008
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