La meta del Perezoso pareciera ser doblar la apuesta del silencio y dejar que el tiempo recupere su morosidad bautismal. Él viene de antes de los tiempos, sin apuro, con la certeza que mañana es parte de un mismo presente. Pasa la vida abrazado a los árboles, con la cabeza hacia abajo, masticando hojas, como si la vida se desprendiera de un árbol y la tierra fuera el suelo para morir. Podría ser el ciudadano perfecto de un mundo comunitario, porque no compite, no es más rápido, no es más grande, no es más fuerte, requisitos todos de la sociedad que venden las agencias publicitarias y los medios de información.
El Perezoso siempre se toma su tiempo y una cuarta más: cubre un metro en cuatro minutos. Se calcula que dos kilómetros lo hace en una hora. Su filosofía no es ser el más veloz, porque en su hábitat tiene todo y no requiere de transporte. Tiene una cría al año y pasa abrazada a la madre y después a un árbol. Hace un tiempo se veían con frecuencia atravezar la carretera en plena ciudad de Panamá y algunos morían en el intento. Son curiosos, hasta cierto punto enigmáticos, por su frondoso pelaje y rostro de mirada ingenua, soñadora, amable y de una ternura pasada de moda.
El Perezoso no es la imagen del triunfador, su oído es mediocre y pareciera llevar una máscara sobre su rostro real, pero aún así inspira simpatía, bondad.
En el área del Canal, que cruzo con cierta frecuencia, a unas cuantas cuadras de mi casa, los Perezosos, suelen atravesar el espléndido y severo asfalto en medio del bosque a uno y otro lado, que enmarca la civilización. La meta del Perezoso// Dicen que son los más lentos tal vez del planeta,/pero yo me detengo a contemplar sus sueños,/esa plácida manera de ver y observar el mundo/ un mundo en guerra que vuela/hacia el abismo/Viene descendiendo de un árbol/como un fruto oscuro y brillante/dormido en la sombra de un sueño/se arrastra literalmente por el asfalto/humilde, tenaz, sabio/El tiempo es un juego entre locos/pasa un automóvil/podría saber su paradero/el tiempo es todo y nada/es mejor ignorar por qué queman llantas los humanos/si el bosque está al otro lado. (Rolando Gabrielli ©2008)
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