En el numeral de los días
te inclinas en tu vereda ociosa
como si las margaritas volvieran a florecer
espontáneamente de la nada
y la memoria no permitiera otro paisaje
de lo que fue el verano
La cosas vuelven al principio,
el orden tiene su propio espacio
el mundo podría inclinarse ante tus ojos
y toda la arquitectura que alguna vez existió
desplomarse como el eco de una voz
en el desierto
Yo igual hablaré en nombre del silencio compartido
y me pregunto si acaso mi fe mueve montañas
o erige un icono para el olvido.
Rolando Gabrielli©2008
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