11,
la medida del mundo,
ni una onza más
de terror
El pájaro carpintero
golpea con su pico el árbol
sin ramas de mi memoria
Las mañanas me recuerdan
el ocio del verano
Toc, toc, toc,
el cartero me dejaba cartas
con tu letra apretada
El sol ahora busca mi mano
como un perro lastimado
El mundo no será más
el mismo,
por decir algo y nada
Muere la rata y florea la flor
que huele a nombre prohibido
esta mañana sobre mi escritorio
Un día,
el día se llena de muerte y gloria,
con pequeñas cosas
todo se vuelve más grande
y profundo que un río
Sin alas
algunos quieren volar
Una rutina
que tiene miles de años
La avara nuez del mundo
se cierra como un puño
Así no se moverán las montañas.
Rolando Gabrielli©2008
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