Un mundo de papel se derrumba
al otro lado de la calle,
no hay que atravesar el mar
para conocer su precariedad,
sino alzar la vista
despreocupadamente,
ver sus grietas, constatar con los dedos
la hendidura mortal de la muralla
que sangra por su propia herida
y salpica al mundo que todos habitamos.
rolando gabrielli©2008
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