miércoles, abril 08, 2009

Correspondencia entre Cronopios



Julio Cortàzar se reescribe gracias a una correspondencia secreta, ìntima, que se conocerà ìntegramente el proxìmo 13 de abril, cuando la editorial Alpha Decay, edite las cartas en España. es una revelaciòn que hizo ayer el diario hispano El Paìs, que revelò pasajes de las misivas entre Julio Cortàzar su esposa Carol Dunlop (en la gràfica con èl) y su amiga y traductora de Rayuela al serbo-croata, Silvia Monrós-Stojakovic. El tìtulo del libro se llama justamente Correspondencia. Cortázar, Carol Dunlop, Silvia Monrós-Stojakovic , que es un paso profundo, puente sin amarras, entre la vida y la literatura, la amistad, el amor y la entrega. No hay retòrica màs transparente que una carta y màs en las circunstancias en que el trìo de Cronopios se escribe. La vida que se va, atada a un hilo, se corta. Son 19 cartas, 9 de JC y las 10 restantes de las dos mujeres. Es una correspondencia de epìlogo para dos de los tres autores, porque Carol, quien sabìa que Cortàzar padecìa de una leucemia que èl desconocìa, morirìa dos años antes antes que el autor de Historias de Cronopios y Famas. La intimidad del dolor asoma por las cuatro esquinas de estas misivas, sin màs pretenciones por parte de sus autores que retratar una situaciòn, el sentir y paso de sus dìas, estados de ànimo, esperanzas, todo lo humano posible. Lo destacable, por algunas que he leìdo, tal vez sea la gran humanidad de Cortàzar, y desde luego de las dos mujeres.
La Correspondencia es de comienzo de los años 80, un año despuès Francois Miterrand en un gesto propio de un hombre de Estado, intelectual, le otorga la nacionalidad francesa a Julio Cortàzar, regateada por la mezquindad gala previa al primer socialista que llegaba a los Campos Elysseos. Cortàzar morirìa de leucemia un 12 de febrero de 1984, y sòlo su esposa, una gringa encantadora, 30 años màs joven que èl, sabìa de esa mortal enfermedad junto con el mèdico que la diagnosticò como crònica. "Hace casi un año que sé, y soy la única en saberlo fuera de los médicos, que Julio tiene una leucemia crónica. Él no lo sabe, no lo tiene que saber, porque siendo como es, su mejor esperanza de vivir más y bien es no saberlo", relata con preocupaciòn.
Una Correspondencia real es corresponderse mutuamente, alguien escribe y otro responde, y refleja el cariño, amistad, preocupaciòn, amor, la calidez humana de la persona atravès de su palabra. No todo el mundo se Co-responde, hay quienes caen en en el mudo silencio del olvido o en el simple compromiso de responder sin compromiso, màs bien formalizar un escrito que podrìa ser para cualquier destinatario, porque carecen de la esencia de una correspondencia: la sintonìa, el hallazgo de caminos de mutua comprensiòn.
Me ha llamado la atenciòn, sabiendo que Cortàzar es la parte central de esta Correspondencia por su prominencia de personaje literario, una nota de Carol a Silvia, fechada el 10 de agosto de 1981 en Aix, en, Provence y que comienza asì:
"Querida Silvia, me encantan tus cartas, que casi me siento culpable de contestar (pero las cartas de veras, no se contestan, llaman a otras cartas y al final se hacen serpientes en el aire, y la gente que saben deslizar la mirada entre aire y nubes saben que son puentes, puentes donde se puede ir y venir y inclusive encontrarse, y sì, es cierto que la gente se puede contestar, pero los puentes, no-ves que con recibir algo en el estilo, y puedes imaginar que muchas cosas en el estilo no hay en mi vida, pero hoy llegò la tuya....." La misiva es extensa y no he corregido sintaxis, ni nada, tal y como decidiò respetar la editorial, ya que se trata de una norteamericana y una serbia, las que escriben junto a Cortàzar y ella que por ahì dice que le hace falta un diccionario para su castellano. Carol morirìa en noviembre del 82 y Julio Cortàzar le escribirìa a Silvia el 29 de noviembre de ese año. " Silvia, recibo hoy tu postal de Tùnez. Lo que tengo que decirte es horrible: Carol muriò el 2 de este mes, despuès de dos meses en el hospital donde nada pudieron hacer para salvarla. No puedo agregar nada, salvo que ella te querìa mucho y se alegraba con cada una de tus cartas. Estoy en un pozo negro y sin fondo. Pero no pienses en mì, piensa en ella, luminosa y tan querida, y guàrdala en tu corazòn. Te abraza, Julio."
La Carta a Silvia es confesional de su estado y derrocha intimidad, humor, amistad. Incluye parèntesis y dice que èste le comiò la frase. Relata que recibiò a su hijo en Francia...asì, de esta manera... "Era algo raro ir a buscarlo al aeropuerto, llegò tan grande como yo, me esperaba a ello, lo que dio verdaderamente un golpe fue ver sus sapatos en el suelo...mi primera reacciòn era que ha venido con un difraso de payaso...Como su padre tiene el mismo sentido pràctico de siempre, lo mandò con ropa de hace cinco años...sin problemas, me robò shorts, mis jeans, me robò tambièn la mirada y es tan parecido a mì que a veces tengo miedo que yo sea màs que un espejo que cambia de sexo...y es tan tierno y lo pasamos tan bien, caminando, charlando, descubrièndonos de nuevo, que un poco màs y me roba tambièn el alma."
La gringa y Cortàzar escribieron a cuatro manos el libro Los autonautas de la cosmopista, un viaje de 33 dìas entre Parìs y Marsella, arriba de una furgoneta y un puñado de sueños, la aventura sin fechas . Es esta Carta extensa de Carol a Silvia la que va revelando màs intimidad, que incluye a Cortàzar. Carol le comenta que "escribir es como el amor y si uno està de acuerdo para acostarse con alguien, no es cuestiòn una vez en la cama de decir-pero yo guardo el slip puesto, no podìa correr el riesgo de caer en algo que no hubiera podido esconder a Julio, ni escribir cartas de veras. He vivido en una especie de simbiosis con Julio, una hermosa y vertiginosa continuaciòn de lo que vivimos desde hace años y que nos lleva cada vez màs allà; y paralelamente, he vivido una solitud tan grande, que nunca hubiera imaginado nisquiera que fuera posible. Y ya no puedo màs por un lado y estoy màs serena por el otro, tal vez porque poco a poco he venido mirando las cosas en frente. He dejado venir los fantasmas màs negativos, he vivido con ellos durante no sè cuantas noches de insomnio, no sè cuantas veces en la calle, en el mercado, he sentido que de repente un horror sin nombre me caìa encima, y pues, no es que sean màs simpàticos ahora, pero las decisiones por lo menos han sido tomadas, y puedo cerrar los ojos un poco mejor."
Este epistolario adquiere dramatismo constantemente, en medio de la felicidad que Carol reconoce, cuando Cortàzar se enfrenta a la muerte de su esposa y se sabe enfermo, aunque aun, dice, tiene que culminar la tarea que hizo junto a ella y que ha quedado inconclusa. "No tengo planes y sólo pienso en terminar el libro que hicimos juntos Carol y yo, y que tengo que completar yo solo ahora. Se lo debo, quiero que salga, en este momento es mi única manera de seguir junto a ella, hablándole y escuchándola". El amor de Cortàzar es total como su dolor, al final de sus dìas, resulta absolutamente dramàtico. Se sentìa deshabitado, un tèrmino de soledad con soledad.
Carol en su misiva a Silvia, continùa hablàndole desde adentro, mientras recorrìa con el autor de Bestiario, la autopista camino a Marsella, y da cuenta de su estado fìsico y emocional en un parèntesis... "Ahora està muy bien, en forma y viviendo locuras como te contarè desùès, pero hace cinco o seis semanas me dio un susto de veras, de pronto tenìa todos los sìntomas del cambio a la etapa aguda- finalmente no era màs que una alergia al medicamento. Hace tiempo que no tiene tiempo de escribir, le contaba a la amiga, y ya no podìa màs de leer entrevistas donde dice" tengo dos novelas en la cabesa, y un dìa voy a partir para una isla para escribirlas."
Despuès de relatar que Cortàzar tiene dos mèdicos que difieren en sus procedimientos, ella afirma que nadie puede saber cuànto tiempo puede durar la enfermedad. Yo creo, realmente ctreo, que seràn años y años Tal vez entre tanto tomaremos en el buen momento el mal aviòn, dice irònicamente porque a JC uno de los mèdicos le recomendò no ir a Nicaragua por su salud, viaje que realizaron y resultò espectacular, segùn relata Carol.
De esta maravillosa carta, se desprende que ella lo hacìa vivir lejos de la enfermedad, se transformò en una guardiana hasta que le fue posible, de la felicidad compartida. En medio de la enfermedad de Cortàzar y de la de ella, anunciada en esta carta a Silvia..."tuve yo por fin que ir a ver un mèdico, muy avergonzada y colorada, pero tenìa lo que conviene realmente llamar a pain in the ass desde mucho tiempo. Supongo (despuès de todo nacì en Boston y algo me quedarà) que si no hubiera llegado el momento en que sangraba tanto que tenìa que ponerme Kotex, que nunca utilisè por otras razones en toda mi vida de mujer, nunca hubiera ido. Diagnosticaron un "pequeño principio de càncer", me lo sacaron...."
Hacìa estas confesiones desde la autopista, rodando con su amor, Julio Cortàzar, con quien compartìa la aventura de escribir un libro sobre una experiencia inèdita, inventada, buscada para ficcionar la realidad y viceversa, seguir soñando la vida, en los albores de una partida que ya estaba señalada. Lo ignoraban, se sentìan "felices, locos, hemos entrado por fin en un espacio que no tiene tiempo", comentaba Carol.
Tomaban el camino màs ràpido, y màs "civilisado", decìa con toda la ironìa Carol, para hacer un viaje realmente de tortugas". "Lo màs impresionante es tal vez que desde el segundo dìa, encontramos tan normal vivir asì, que a veces nos preguntamos por què no vivir siempre asì? En diez dìas, hemos hecho como 14o kilòmetros", acota Carol al describir el viaje hacia Marsella.
La Carta a Silvia està escrita con ilusiòn, no sòlo de contar cosas, sino de revelar planes, como por ejemplo: "...ahora tenemos un proyecto serio de comprar o hacernos hacer una case en la isla -al parecer, se trata de Guadalupe- algo muy sencillo donde podrìamos vivir seis meses por año, porque es casi mposible trabajar en Parìs." O mensajes simplemente cotidianos, dentro de las circunstancias del viaje por la autopista, momentos com oeste: "... hace nueve o diez que estamos viviendo en el camioncito, en la orilla de la autopista Sur, pero volverè a explicàrtelo todo, es una linda locura-y el grandote dice que ya es hora del trago de la tarde."
Esta Carta, desmiente aquellas versiones de que Cortàzar y Carol hicieron el viaje porque se sabìan deshauciados, ya que en algunos pasajes, Carol habla de diversos viajes, proyectos, y el deseo de ella que se cumpla el año sabàtico que Cortàzar le habìa prometido. Todo indicaba que seguìan con planes a futuro.
Carol no deja de pensar en su hijo Stèphane y de decir lo que hace y ella piensa. "Hace un mes o dos que està estudiando español con un profesor, yo querìa que tenga unas lecciones para llegar hablàndolo bien (ya basta llegar tan alto, con pelo rubio y ojos azules-si no habla bien el idioma, va a sufrir como si fuera gringo), entonces dijo a su padre, sabiendo bien donde hay que tocarlo y sabiendo muy bien lo burguès que es,"tengo que encontrarme un profesor de español, porque Carol me explicò que a penas llegemos (a Nicaragua) tendrè que aprender a menjar un arma, y las clases se dan todas en español"
Casi no deja nada por fuera, es un reporte de muchas actividades, recuento de trazos importantes de la vida, un enfoque de situaciòn y un mar de reflexiones sobre que està pasando en su vida y con Julio Cortàzar, la marcha de su enfermedad. No sòlo menciona a los mèdicos que le atienden, sus recomendaciones, sino que incluye a una joven mèdica hematòloga, quien es una "maravilla de persona , y quien hizo lo imposible por salvar a Julio y tambièn para ayudarme a mì. La quiero como he querido a poca gente en mi vida, y no solamente por lo que hizo a Julio, sino por lo que es ella."
No dejò de lado la literatura y se imagina a Silvia "hundida en Rayuela, es una aventura por lo menos tan loca-y tan linda-que la en que estamos metidos nosotros ahora". Es tan detallada en sus descripciones, que al reverirse a JC, dice en un parètesis (Està escribiendo a màquina tambièn, sentado a tràs, y tiene la mesita que nos sirve cuando llueve, como es el caso ahora. Estoy yo muy bien instalada en el asiento de pasajero adelante, y mi màquina està en el del conductor. Todo perfecto", agrega. (tengo una cosa muy freudiana con los parèntesis, me matan las frases!), se despide, pero en su P.S. incluye una ùltima informaciòn. "Sabìas que nos casamos hace un mes?"
He sido lo màs extenso posible con esta epìstola, escrita con tanto corazòn, humor, fidelidad asì misma, como arbitrario, porque no està todo, y no siempre uno rescata lo màs importante para quien haga su personal lectura. He intentado aproximarme al espìritu de las palabras de esta gringa encantadora, quien le escribiò y dijo a su amiga Silvia todo lo que encontrò en el tintero de su vida actual y pasado reciente. Es imposible resumir tanto sentimiento y el lector tendrà que leer el libro y seguir adivinando situaciones.
Cortàzar cierra este epistolario resumido y parcial, con un "Mi querida Silvia" y se refiere a los desencuentros epistolares entre Carol y Silvia motivados por largos viajes de la pareja, los que el escritor lamenta porque su esposa recibìas esas cartas con alegrìa. "los azares postales juegan juegos tan siniestros como este", advierte Cortàzar. "Me sublevo ante la idea de que no pudo leer esta larga carta tuya." Silvia, concluye Cortàzar, no te escribirè màs por hoy, me cuesta hacerlo, estoy tan sòlo y tan deshabitado".
Rolando Gabrielli©2009

No hay comentarios.: