El tiempo no hace ruido, pero pasa. Sucede y hace verano. Con Raùl Sotomayor (Sotelo) nos conocimos en Chile en Santiago, en el preàmbulo de los setenta y nunca màs volvimos a vernos. Èl partiò poco antes que yo a Parìs, exiliado, donde me entero en enero de este año por un correo que me envìa, que vive seis meses en Coquimbo, Norte de Chile y seis meses en Francia, con su esposa Sady, periodista y amiga de esos años multicolores sabores. No sabìa de Sotelo hace un par de dècadas, hasta estas palabras del 24 de enero del 2009..."Querido Poeta: Ayer hacíamos recuerdos de ti con Walter Hoefler, amigo y catedràtico de esta zona. Parte ya el lunes a Valdivia, huyendo, me imagino de la invasion de argentinos para refugiarse a la rivera del Calle Calle."
Con amistad y humor como siempre, Sotelo, abandona el pincel por la palabra y me voy enterando de su vida que comparte con su antigua y nueva geografìa, siempre en el color inequìvoco de su pintura, en el sueño que la convoca entre el ocèano Pacìfico y Atlàntico con las firmes raices del exilio. Y define sus dìas, pinta el paisaje..."Y seguimos mirando nuestras burras, dos llamas, gansos y patos en lo que aun parece de otra època, pero por bucólica de la imagen no es menos creativa. Mi taller es mi reducto, ya que dicen que el perforado en la capa de ozono tiene peligrosidad alta. Luego habrá que bañarse en el Pacífico con abrigo y sombrero y lentes oscuros. En Antofagasta han descubierto las playas de noche, con lo cual los salvavidas devengan por las horas extraordinarias." Me imaginè de inmediato, en un cuadro surrealista de Sotelo, a esos ciudadanos del futuro, como si los describiera Bradbury, a los visitantes y antofagastinos bañàndose con sus sombreros alones, gafas oscuras y largos abrigos de vaqueros italianos, asì desplazàndose en el contraste con el desierto tòrrido o quizàs helado para ese entonces.
Todo està cambiando en un abrir y cerrar de ojos, es lo que me està diciendo el pintor, que se preparaba en esos dìas para una exposiciòn en un nuevo Centro Cultural en Ovalle, 4a, Región, precisa y que terminò siendo un èxito y reconocimiento a su obra, premiada por la Crítica de Chile- Casa de las Américas de Cuba- y premio al mejor Grabador Nacional 4 bienal Americana de Grabado Santiago de Chile antes del exilio. Ha expuesto su obra en Francia- Nanterre- Orly-Paris Paris- Estocolmo- Quebec- Berlin-Lausana- Berlin-SainDie des Vosges-Francia-Vigneux Sur. Raùl Sotomayor realizó sus estudios artísticos en el Instituto Pedagógico y en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, donde cursò materias de dibujo, grabado y pintura. En 1973 se integró al plantel de académicos de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile y la Escuela de Arte de la Universidad Católica de Chile, en las que desempeñó el cargo de Profesor de pintura y dibujo. Posteriormente se exiliò en Francia y continuó su vocación pedagógica como profesor de pintura en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad de la Sorbone. En su permanencia en Francia organizó la Escuela Municipal de Artes Plásticas de la ciudad de Vigneux-sur-Seine, de la cual fue tambièn su director.
Para Raúl lo importante de su participaciòn pictòrica en el Norte de Chile "es que Chile se está recordando de su pasado cultural y hay una serie de manifestaciones que nos reubican en lo que ha sido la Historia de la Cultura y de las Artes de este pais. Es algo interesante, todavía se realiza en forma tímida, con la ayuda de amigos se puede reconstruir lo que en algun momento fuimos y somos hoy. El hecho que existamos es una buena nueva."
La pintura de Raùl Sotomayor me gusta por lo que dice, busca, silencia, otorga, insinùa, traza, recobra y otorga al ojo del pùblico: la fuerza de la identidad, el espejo inconfundible del color y las formas para un nuevo retrato. Es el nacimiento de una nueva visiòn y momento, el pasado recobra de alguna manera el presente. Està la singular chilenidad en la obra de Raùl Soyomayor, que confiesa que Francia es su segun da patria y Chile es como el bolero: "cariño malo".
La prensa de Ovalle dijo en su momento sobre "la exposiciòn del artista Sotelo se centra en lo que significó para el autor el reunirse en torno a una mesa, “el lugar donde estuvieron y estarán los ausentes y los presentes, desaparecidos y aparecidos", sobre todo cuando se enfrenta la dura experiencia del citado exilio en Europa. Gracias al cielo que existe este pais, lo maldices el dia entero y despuès te reconcilias con el, no HAY OTRO IGUAL. En esta nueva era que vivimos somos testigos vivientes y tenemos que dejar algo a los que nos siguen, Una mirada, imàgenes son necesarias para reconstruir un mundo a lo mejor, mejor".
La prensa de Ovalle dijo en su momento sobre "la exposiciòn del artista Sotelo se centra en lo que significó para el autor el reunirse en torno a una mesa, “el lugar donde estuvieron y estarán los ausentes y los presentes, desaparecidos y aparecidos", sobre todo cuando se enfrenta la dura experiencia del citado exilio en Europa. Gracias al cielo que existe este pais, lo maldices el dia entero y despuès te reconcilias con el, no HAY OTRO IGUAL. En esta nueva era que vivimos somos testigos vivientes y tenemos que dejar algo a los que nos siguen, Una mirada, imàgenes son necesarias para reconstruir un mundo a lo mejor, mejor".
Es el fantasma real de los cuerpos, los amigos de siempre, esa ausencia feroz impuesta no sòlo por la vida, en el caso de Chile, Argentina, Uruguay, y en la mayorìa de los paìses latinaomericanos donde la dictadura borrò gente fìsicamente. Mesas/Exilio, el plural de la vida donde se comparte el pan, el dìa a dìa, lo sustancial cotidiano, la levadura del mediodìa.“La mesa es el último lugar que nos quedó después que partimos, ya que perdimos todo: el país, los olores, las llanuras, las playas, todo lo que conformó nuestras vidas por muchos años”, explica la simbologìa de su exposiciòn Raúl Sotomayor. La Cueca, baile nacional, expresiòn de un Chile popular, el paìs baile de la pareja, forma parte de la identidad de todos nosotros y Sotelo se sumerge en la expresiòn misma de lo que somos màs allà de los días patrios y fiestas de ramada.
Y las mujeres sobre la mesa bocaabajo como saliendo, volviendo a nacer de sì mismas y comparten la desnudez fìsica del cuerpo real para ser en la soledad pùblica un sìmbolo de esperanza.
El autoretrato lo incursionarè en el momento menos pensado, tengo que quererme algo más. Un abrazo. SOTELO
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