Oye, llegó la primavera
más liviana que el aire liviano
de tu cuerpo.
Los cielos volverán a despejarse.
Perfil de pájaros nuevos
al atardecer de la rama sobre el árbol.
Las horas viven muertas sin agenda
y la rata esconderá su cola
hasta el próximo invierno.
Oye, menos ropa sobre el cuerpo
y tú aún con tu boina roja mirando
la luz fría del amanecer
en una estación del metro.
Dejas la ciudad inmóvil borrada
en la cola de un tren sin espejos.
Rolando Gabrielli©2009
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