El cambio climático es como un reloj que se le rompiò la cuerda, marca el tiempo sin cesar, no es posible detenerlo. Los franceses estàn preocupados por su exquisito vino de la regiòn de Borgoña, porque las uvas de sus viñedos son atacadas por granizos y heladas inesperadas, fuera de època. La calidad no es la misma, se quejan los agricultores. Nunca los vi protestar por las detenocaciones nucleares francesas en el Pacífico que trastornaban el cerebro pacífico del lado frontal de la humanidad pacifista. No son los únicos, ni los últimos, la guerra sigue siendo el síntoma de nuestro enfermizo tiempo humano. El siglo XX se estrenó con una primera guerra mundial y despuès repitiò con una segunda y decenas de conflictos regionales, internacionales ademàs de la paz tácita del empate nuclear.
El planeta azul azul, que Greenpeace lucha para que sea verde, sostenible, habitable, vivible y no desechable, està cambiando radical y sustancialmente, màs ràpido de lo prevista, màs mal de lo esperado y sus sìntomas de inestabilidad son notables. Todos los años se otorga un Premio Nobel de la Paz, epro la paz es la utopìa màs lejana que el propio hombre se haya fijado jamàs como una meta alcanzable. No seamos pesimistas, pero la agresiòn al medio ambiente, al planeta, por tierra, mar y aire, es la màs despiadada y absurda contra nuestra propia casa y especie.
El abandono del planeta a su suerte y malos hàbitos de sus habitantes humanos, no es una metáfora, sino una realidad que està pasando la cuenta en distintas regiones del mundo con màs sequía, frìo, calor, y una serie de fenòmenos propioos del calentamiento, re-calentamiento de la tierra. La bestia bípeda, en su inocencia troglodita, tropieza una, cien veces con la misma piedra que le rompe el cristal del ojo. Pero el mortal juego de la depredación ecológica, tiene mayores repercusiones y ha llegado la hora de hacer un alto. Algunos dicen que el coste del cambio climático mundial superará las dos guerras mundiales juntas más la Gran Depresión. Con este escenario catastrófico duermen ya unos dos mil millones de habitantes marginados por la pobreza y el abandono social del mundo sin oportunidades.
Greenpeace, hace unos días le solicito al fotógrafo norteamericano Spencer Tunick, que mostrara al desnudo a 700 franceses en la región de Borgoña en medio de los reconocidos viñedos franceses para llamar la atención del mundo. Los franceses y francesas unieron sus cuerpos a la campaña, a 50 días d ela cumbre climática de Copenhague.
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