domingo, septiembre 02, 2012

La campana del Nacional de Literatura està por sonar


En estos días, antesala    a la primavera, septiembre mes  de lo inexplicable, en Chile vuelven a bautizar a un poeta con el Premio Nacional de Literatura, el galardón màs codiciado del país y que la dictadura transformò en un trofeo cada dos años.  Una vez un poeta, como ahora, y otra un narrador, en los siguientes dos años y en el turno de la obra de toda una vida. ¿Reconocimiento y jubilación?
Los candidatos ya están en sus puestos, listos para la carrera: Oscar Hahn (74 años), Delia Domìnguez, (80  años) Elvira Hernàndez (61 años), Omar Lara, (69 años)  David Rosenman Taub, (85 años)  Patricio Manns y  (75 años) Ludwig Zeller, (85 años), entre otros postulantes. 
Las nominaciones al Nacional, las realizan universidades, centros culturales, fundaciones, editoriales y quienes fallan son el  ministro de Educaciòn, Harald Beyer; el rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez; el académico Maximino Fernández, en representación de la Academia Chilena de la Lengua, y el rector de la Umce, Jaime Espinoza, por el Consejo de Rectores.
Por problemas de agenda, Isabel Allende, ganadora en el 2010, no votarà en esta ocasión, por lo que no habrá ningún escritor como miembro del jurado. La bestseller, nacionalizada norteamericana, luchò tenzamente por este lauro, en algùn momento  abandonò la idea de persistir, hasta que  coronò con èxito su perseverancia. ¿Què  imàn tiene el premio? La gloriola que decìa detestar Huidobro, quien no obtuvo premio alguno a lo largo de su vida. Roberto Bolaño, fue postulado al Nacional al final de su tiempo y no lo obtuvo. La Mistral, ya es historia patètica en la historia poètica chilena, lo recibiò seis años despuès del Nobel.  (Rompo la promsea de no referirme a estos detalles) No es un premio de interès y  no es reconocido internacionalmente. Aùn no  he leido una nota  sobre el tema allende los linderos chilenos: Chile paìs de poetas. ¿Què tiene el Nacional?
Han acumulado tiempo escribiendo, obra, prestigio y esperado toda una vida literaria. Un premio esquivo, arbitrario, codiciado y no siempre es fiel reconocimiento de un autor. No harè la lista de quienes lo merecieron y no lo obtuvieron, viejo ejercicio que la obra se encarga de reparar.
Los años de los autores saltan a la vista, reflejan lo tenaz de la puja, sobre todo en  poesìa, y es Elvira Hernàndez, cuyo nombre verdadero es Maria Teresa Adriasola, la màs joven del grupo, que no està completo en la fotografìa. Sòlo ella utiliza seudònimo, algo que se ha ido perdiendo en la tradiciòn poètica chilena: Neruda, De Rokha, Mistral y el mismo Huidobro, que se llamaba Garcìa Huidobro, aunque  Nicanor Parra lo exime de los que utilizan sobrenombre.
Los dos poetas mayores, Zeller, descendientes de alemàn y  Rosenmann Taub, de judìos polacos, viven en el extranjero, Mèxico y Estados Unidos, respectivamente, hace muchos años. No sòlo se dedican a la poesìa, sino que al Collage, Zeller y a la mùsica, Rosenmann Taub (compositor) .Ambos son ademàs traductores. 
Patricio Manns es un reconocido cantautor y novelista, fundador de La Peña de los Parra y forjador de la Nueva Canciòn chilena con Vìctor Jara y otros compositores como Rolando Alarcòn.
Omar Lara, poeta fundador de la mìtica revista Trilce, viejo exiliado en Perù, Rumania, España y retornado al sur de sus natales dìas, dice haber lanzado una botella al mar, pero està entre los diez postulados.
Delia Domìnguez, descendiente de colonos alemanes,  Domìnguez Mohr, es una de los fuertes candidatos al Premio Nacional, vieja amiga de Neruda, quien le llamaba "Mi amiga silvestre". Cuentan las crònicas del sur, que Isabel Allende apoya con entusiasmo su candidatura.  Ha tenido tres finales la osornina Domìnguez. En el fotofinisch, la suerte no le ha acompañado.
Un año de difìcil decisiòn para el jurado, por la calidad de los postulados y aunque todos tienen sus mèritos, sòlo uno obtendrà el Premio Nacional y entrarà a esa galerìa històrica, donde no estàn todos los que son. Poesìa de un amplio abanico de lenguaje y sonoridad, una muestra extraordinaria de la riqueza de la poesìa chilena a partir del siglo XX a nuestros dìas. Desde viejos  e irreductibles surrealistas a poetas donde la sonoridad y la palabra, convierten al poema en una estructura nacida en su propio eco. Poetas del amor y la muerte, de la vida y de todas las geografìas, y tan clàsica la poesía como chilena.
El poeta Armando Uribe Arce, Premio Nacional, dijo en una oportunidad que Rosenmann Taub es "el poeta vivo más importante y profundo de toda la lengua castellana". Es un poeta, en verdad, que no hace concesiòn a lector alguno y maneja la palabra, el verbo como un lenguaje terminal, sin escapatoria. Rosenmann se adentra/ se afuera, se vacìa / se revive en la muerte//en la profunda superficie del poema/se silencia finalmente/se silencia.
¿Podrìa ser la sorpresa del Nacional?
Rosenmann, un poeta olvidado en Chile, como  otros, llamò la atenciòn en una entrevista  a Beatriz Seger en el 2002, sobre algo que la historia chilena repite sin cezar y que constituye ya un hàbito: "Una de las cosas que le agradezco a mi país es que encontré en él mucha dificultad para publicar. En un artista que quiere serlo honestamente, sin traicionarse, no un judas interno, es muy favorable no encontrar respuesta. Hay un acuerdo conmigo desde el principio: nunca he escrito para hoy. He escrito y escribo para ayer y mañana".
A Omar Lara es el ùnico de estos poetas que conozco personalmente y compartì la poesìa y la camaraderìa en Santiago de Chile y Valdivia, antes de Pinochet. A Patricio Manns lo divisè en la Peña de los Parra, no estoy seguro, a Ludwig Zeller, lo vi en La Casa de la Luna, a Delia Domìnguez, siempre la escuchè mentar en los cìrculos sureños y nerudianos. A Oscar Hahn lo vi caminar entre la gente en el centro de Santiago, entre la multitud, en los 70, cuando Waldo Rojas, me dijo, ahì va  Hahn.
A todos les he leìdo, con la excepciòn de Elvira Hernàndez, tarea por cumplir. Curiosamente, me llegò de Chile de un grupo de jòvenes la peticiòn que me sumara a su postulaciòn al Premio Nacional. Yo, tan lejos, hace tanto tiempo, un desconocido y ausente de cualquier libro o documento poètico nacional, no encontrè importancia alguna suscribir esa candidatura. Despuès leì: "Yo, Elvira Hernández, la del bardo estertor, la
que no tiene lugar ni contactos en la Corte, la
que se rompe la piel para salir de sí misma, la
que se droga en el veneno pasado, la
que tendría que desaparecer

Les dije que apoyaba literariamente a Oscar Hahn y creìa que iba a obtener el Premio Nacional.
Alguna vez dije, en un artìculo que no se si  publiquè, titulado: La palabra copula en el  càlido lecho del poema y me reafirmo, que: "Detrás del lenguaje de Hahn, como el espejo de Alicia, encontramos no pocas sorpresas, y sobre todo, un trabajo rigurosamente personal, donde la palabra vive en verdadera y permanente fiesta. Nace y renace, el verbo muere y resucita en sus propias cenizas: La palabra es como el calamar en su tinta, en manos del llamado "vero artista de la palabra", segùn lo calificara Enrique Lihn."
Con estas palabras, Lihn, tan olvidado en vida, uno de los màs generosos en un universo poètico de envidiosos per se, "santificò" la obra del profesor del Liceo Josè Victorino Lastarria, iquiqueño de nacimiento, Master en Iowa  city, Profesor  emérito, y  Dr. en  Maryland.
La anècdota de Lihn con Hanh, cae como el verso al rocìo, anillo al dedo poètico. Fue una noche en Maryrland, en la Tierra de María, que Lihn, poeta a tiempo completo, pienso, cuenta Hahn, le preguntó por los poemas que él no conocía y había escrito durante este tiempo. Cuando recibió una carpeta con los textos, Lihn, se dio a la tarea esa noche a ordenar y clasificar un libro  con lo ya escrito. A la mañana siguiente, Lihn puso lo poemas sobre una alfombra y dijo su última palabra, relata Hahn: aquí hay un libro, fue la conlusión, "pónle un nombre". Recomendó inlcusive una técnica: un título con letras grandes sobre una hoja en blanco. Así nació Arte de morir.


 

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