martes, diciembre 02, 2014

Déjenme, dejenmé

Déjenme, dejenmé,
con mis palabras,
son  tan pequeñas,
 inocentes palomitas,
pichones que tropiezan con el aire
que les enseña a volar.
Un bultito de  28 letras,
en la cornisa,
el viejo abecedario,
 ñato, mutilado, mudo
de asombro,
a punto de deshacerse
en palabras enteras,
verdaderas.
Corríjanme,
si estoy equivocado,
como la paloma,
que echó a volar.
Rolando Gabrielli©2014

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