Déjenme, dejenmé,
con mis palabras,
son tan pequeñas,
inocentes
palomitas,
pichones que tropiezan
con el aire
que les enseña a
volar.
Un bultito
de 28 letras,
en la cornisa,
el viejo
abecedario,
ñato,
mutilado, mudo
de asombro,
a punto de
deshacerse
en palabras
enteras,
verdaderas.
Corríjanme,
si estoy equivocado,
como la paloma,
que echó a volar.
Rolando Gabrielli©2014
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