Estuvimos
en un mismo lugar
y tiempo,
no lo
supimos,
del todo.
Volvimos a
estar
en otro
lugar,
en un mismo
tiempo
y no nos dimos cuenta,
del todo.
La poesía
nos aproximó,
con el tiempo,
en ocasiones.
Viajamos al
exilio
en fechas cercanas,
pero no a
un mismo lugar.
Solo coincidimos,
finalmente,
de vez en cuando,
como suele ocurrir,
en la vida real,
en el azar
y la memoria.
Rolando Gabrielli 2021
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Los poetas Oliver Welden, Gonzalo Millán, estudiaron en el José Victorino Lastarria y en el Pedagógico de la Universidad de Chile, en la misma época. Welden y Millán fueron amigos en ese tiempo. Con Rolando Gabrielli, se conocieron y encontraron en ocasiones tiempo después. Los tres viajaron de Chile al exilio finalmente, entre el 73 y 75, al exterior. Welden desapareció por más de tres décadas, hasta que una noche cualquiera se contactó por correo y después por teléfono, con Gabrielli. Seguramente lo fue haciendo con sus amigos. Gabrielli visitó Chile y vio a Millán un par de ocasiones, había regresado de Canadá y Europa. Welden vivió esas décadas en Estados Unidos, Alabama. Después viajó a España y residió entre España y Suecia. Falleció en España. Millán falleció en Santiago de Chile. Gabrielli no volvíó a ver más a Oliver, quien en los últimos años traducía al inglés algunos poemas suyos que él pesquisaba en este Blog.
La poeta y profesora de castellano, Alicia Galaz , dio clases a Welden y Gabrielli, seguramente a Millán, en el José Victorino Lastarria. Welden se casaría con ella y sería su compañera y musa. Gabrielli recuerda una de sus clases como si fuera hoy ese mismo día, sobre el poema Cordillera, específicamente la palabra (piedra) mazzepa. En ese minuto, Gabrielli, comenzó a amar a la Mistral.
Con Gabriela descubrí la Cordillera, Neruda el mar, Huidobro la magia infinita de las palabras, con de Rokha, la tenacidad de la vida frente a la muerte, Parra la curiosidad, Gonzalo Rojas, la pasión por la pasión, Teillier, el compromiso por la poesía, Lihn, nada oficial, siempre el mismo, Millán, primero y siempre, la palabra, Welden nos reafirma en la diáspora. Todos, sin duda, y son muchos más, en el oficio.
Un escritor tiene el deber de contar la historia. Y este trozo de ella, lo relato desde Panamá.
1 comentario:
Gracias por no dejar en el olvido historias tan interesantes.
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