I
Todo fue a partir del mes de septiembre. El año lo
recuerdan casi todos, de alguna manera
está registrado en la memoria. R. Denver salió de su casa antes del
mediodía a comprar pan. Había que hacer
fila en ese entonces. Treinta o cuarenta
bajo un sol primaveral y una atmósfera de silencio, desconfianza, que ni un
filoso cuchillo se atrevería a cortarla. Densa mañana en los brotes
primaverales, nadie decía una palabra, la disciplina del terror. Los noticieros
decían lo mismo cada día todos los días. Los compradores de pan contaban con
una información oficial y la de sus respectivas vidas suspendidas una violenta
primavera. Las filas son trazos de
humanos anónimos en la ciudad, clientes agrupados por sus necesidades, las une
un mismo y único objetivo. Había silencio sobre el silencio en ese lugar. Hasta
ahí llegaba una realidad aparentemente coherente. Tenía un supuesto principio
al inicio y final de la fila. ¿Cuántos éramos se preguntaba Denver ¿Una
pregunta ociosa, insignificante para el tamaño de ellos acontecimientos?. El
tibio sol parecía cobijarlos a todos, iluminar una inocente escena cotidiana
frente a una panadería de la ciudad. Un fragmento más del día, había que dejar
pasar la mañana y seguir los acontecimientos menos triviales. Nos iríamos con
el pan caliente a nuestras casas. ¿El horno había quemado un país entero.? La mañana,
repito como testigo, permanecía tibia, inmóvil, silenciosa. Toda realidad aparenta,
a veces, ser una misma realidad. Denver
era de los últimos en la fila. A su izquierda, de pronto un Jeep militar con un teniente y tres soldados irrumpe sobre
la verja de una casa e ingresa al ante jardín. Descienden dos soldados, quizás
el teniente, entran a la casa y
arrastran a un hombre desconocido al vehículo y se lo llevan.
La tranquila primavera había despertado abruptamente o
desparecido de su propio escenario. Estábamos presenciando una escena de la
Segunda Guerra Mundial. Éramos extras de una película que habíamos visto en el
cine de nuestro barrio. Parte del decorado, la acción estaba en esa casa que
podía ser cualquiera de nuestras casas.
1 comentario:
Muy lindo relato, el elemento pan, fila, guerra y luego un giro...ficción, cine...
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