jueves, noviembre 17, 2022

El bambú otoñal


El viejo del parque. Así lo conocían. Era su única distracción, pasearse la mañana, con aire de jubilado, título que no le correspondía. Carecía de una pensión, ni seguro tenía. La vida se había descuidado en él y ya no se incomodaba.  Se veía en sus pasos, algo parecido al final de un atardecer. Su memoria estaba atada a las noches de insomnio. Pasaba sin disimulo al fijar los ojos sobre los tallos de  un bambú otoñal. Una vez se le oyó decir que le traía suerte. Había visto un rostro muy querido, lo imaginó tal vez.

 Eulalio Flores tenía algo de provinciano, una mirada de trigo de invierno. Guardaba al parecer alguna buena costumbre o razón al detenerse ante la naturaleza. Siempre me pareció un poco ingenuo para estos tiempos. La frivolidad,  ayuda, había escuchado, sin tomar el peso a la frase. Para qué corregir la realidad, se preguntaba, después de todo, lo nuevo bajo el sol está en las pequeñas cosas que no siempre vemos a simple vista. A veces, la luz de una vela ilumina más que el silencio.

Rolando Gabrielli2022

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