sábado, diciembre 30, 2023

LA FAMILIA REEL

 

El hombre, que se sepa, nunca se ha puesto límites. En la actualidad, al parecer, la Tierra, más que su hogar, es una plataforma para viajar al espacio y establecerse en algún lugar del cosmos ante una posibilidad de la extinción de su  actual hábitat. Las teorías rondan la cabeza de la especulación, fantasía y realidad. Sus exploraciones de la Luna y Marte, como sus narraciones ficticias, son también pruebas del poder de su imaginación, sueños y deseos. En algunas películas se siente invencible, cumple uno de sus sueños ancestrales más codiciados y aún si cumplir: volar. Se ha quedado con las alas  derretidas por el fuego de Ícaro, sin despegar  por sus propios pies, de la tierra. Son numerosas las hazañas y metas cumplidas a lo largo de su historia y siempre aspira a más.

La incorporación de las herramientas digitales, la Inteligencia Artificial, le dan nuevas esperanzas de seguir incorporando nuevos récords en su paso por el planeta y cada generación va sumando y heredando sus logros a la siguiente.

En lo personal me ha llamado la atención de un último invento para comunicarse, en la era digital, donde todo o casi, pareciera estar a un click. Son una especie de la síntesis de la nada, una simplificación de la disminución y reducción. En pocas palabras la palabra prácticamente no existe, es una especie de señal, guiño, un entornar de ojo, algo así como un parpadeo. En algunas dictaduras y ahora democracias que hacen gala de la Libertad, están prohibiendo ciertos libros, pero con estas herramientas ya no se necesitará la censura, porque la gente dejará de leer de manera voluntaria. Los reels nacieron para convencer a los consumidores de una manera directa, breve y completa. Una ráfaga de unas pocas palabras y una imagen, para difundir lo instantáneo, no pocas veces. Estamos en el reino de lo efímero, la plazoleta pública de lo trivial, ese reino inconfundible de lo trivial. Lo insignificante, irrelevante, es temporal y desaparece por arte de magia, como un reel de nuestro tiempo.

La atmósfera en que vivimos, el aire que respiramos, la comunicación no deja de ser virtual, es decir, ausente, sin presencia real, una suerte de puente inalámbrico sin fin, de limbo corporal. La imagen es el paisaje privilegiado. Estamos ante la presencia de este correcaminos que es la imagen y la comunicación, por lo que no debemos sorprendernos cuando las lecturas en el mundo digital son express, existe una suerte de barrido de palabras, breves oraciones que tienen como destino el momento y el olvido.

Quienes éramos sorprendidos en las noches invernales o de los cálidos veranos de nuestra infancia por los cuentos de hadas y las fábulas, esas maravillosas historias que dormían con nuestros sueños y  fantasías. Hoy, la Familia Reel, casi se comunica por señas, y es probable que ello se deba a que las palabras, han sido virtualmente abandonadas, descartadas, ausentadas, silenciadas hasta llegar a la afonía. En la acumulación de palabras no dichas, quizás, se produce una aglomeración que las congela, aparentemente, y quedan si pasado para reclamar su lugar, espacio. La Familia Reel pareciera desconocer, ignorar, cuanto lucharon para materializar su existencia. La palabra escrita es una esforzada obrera de tiempos inmemoriales, que resiste hoy ante la voracidad de la imagen y de la banalidad express. La palabra escrita buscaba hace siglos afincarse sobre algo material, comenta Irene Vallejo, en su libro, El infinito en un junco, y subraya, que antes del descubrimiento del papiro, se escribía sobre el barro, madera y metal. Resiliencia absoluta.

Rolando Gabrielli2023

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