Un puñado
de palabras asoma como una gran montaña inescalable
La poesía
puede estar oculta en la borra de una taza de café humeante bajo un sol calcinante
Cada mañana
pienso en los papiros, y cuando untaban un tintero los monjes medievales
Nada nos
hará mejores o peores en silencio viendo pasar los misiles sobre nuestras
cabezas
Una caja de música siempre tendrá quien la escuche
La poesía le abre la última puerta al callejón sin salida
El escritor que está de vacaciones, no es escritor, Barthes lo dijo de otra manera
La palabra
expresa más que su silencio, su ausencia, olvido inexplicable
La piedra
con que tropieza el pie no siempre es la misma, pero forma parte del camino
La poesía es un ejercicio que imita a los árboles cuando caen las hojas
Los museos
de las grandes metrópolis devuelven las piezas saqueadas, nacen los
espacios del silencio
Cuando el
iceberg asoma, puede ser el comienzo de un diálogo profundo
Silencio, en
mi casa el tiempo es atemporal, y la memoria construye, reafirma el futuro
Las
palabras no tienen nombres, ni apellidos, no son prácticas, ni inútiles,
significan
Las palabras no tienen estaciones de su preferencia, se escribe cuando hay algo inevitable de ocultar
La poesía no es señal, ni huella, solo un estado de ánimo
Escribir en piedra debió ser incómodo y no aseguraba una certeza, ni la eternidad
No se escribe por compromiso, sí, por placer
La poesía tiene las palabras exactas para cada poema
El verbo se disciplina, como un caballo salvaje
El gran poema, único, no existe, el misterio, la belleza, está en las palabras , que aún no haz pronunciado
El ocio bien dirigido, es el mejor escritor
La puerta
tiene la misma entrada y salida, el umbral marca las direcciones
Un espacio es un lugar, algo más que un sitio para estar, lo importante es vivirlo
La ciudad nos comparte sus bellezas y miserias, la felicidad depende de nosotros
Prefiero el silencio a los aplausos, aún en las despedidas
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