Detrás de una banca, frente al Hudson,
la ciudad tiene un ojo que no descansa
y la estatua està herida.
Es un rìo nos dice Whitman con su mano
tibia extendida, rompe el hueso de la noche,
la ilumina y nace el hierro frìo,
sangra el Hudson.
El rìo no muere, la ciudad sueña,
el petróleo vuelve al pozo
y el dìa a la noche.
No ha pasado nada,
aparentemente,
pero nadie se fía
de un rìo.
Rolando Gabrielli©2019
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