Nombras Viet nam
y resucita la muerte,
soldado.
¿Què hacías el mediodía en la aldea?
-Matando el fantasma del comunismo
que crecía en silencio junto al arrozal.
El tiempo dejó huellas al pasar
con su blanca nube de napalm
y rasantes vuelos de espanto.
Las bombas caen del cielo,
soldado,
-Alguien las lanza sobre las aldeas
y los hombres que se multiplican
en los arrozales,
caminan en sus rodillas bajo la tierra,
veloces corren por la selva.
Se respira Viet nam,
en los bares, las calles,
bajo el cielo de Viet nam,
en cualquier lugar,
donde la muerte acecha
en su instante de inocencia,
disfrazada vulgarmente, en verdad,
en el espejo de un cuarto,
el rostro trisado de la mala suerte,
donde el amor corre peligro
de muerte.
Rolando Gabrielli©2019
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