viernes, junio 06, 2008

De las mareas, el poema













Estas páginas reflejan el ejercicio de la poesía, un tercer tiempo, en un sólo y único período verbal que asoma como la punta de un iceberg que no termina de ascender a la superficie. Más bien el cuerpo real permanece sumergido. El poema sólo enseña los ojos de la burka. El sueño es mover la montaña de imágenes en la imaginación del Lector. El poema como el amor, es lenguaje, vida, emoción, pasión, una nueva manera de ver y pensar las cosas, palpar el adentro y el afuera, sentir con la yema de los dedos el corazón del fruto. A veces nos quedamos con el corozo. Toda orilla por fin sabe que existe un centro.
Al dejar la ciudad
Cae, cae,
abismo,
luna oscura, honda,
como si un caracol
nos escuchara
al dejar la ciudad.
De las mareas
Luminoso brillar del mar,
¿qué lleva y traen las mareas?,
nunca terminaré de descifrar,
aunque el verano toque tus puertas
aquí permanezco frente al mar,
veo pasar la rutina de la ciudad
y prefiero sentir como ocurre el día
sin más presencia
que el vuelo de unos pájaros,
cuyo silencio es más fuerte que sus alas.
Que los muertos hablen
Que los muertos hablen
por su propia lengua
de ahora en adelante.
Gusanos bajo tierra,
libres seguirán devorando
la muerte que les queda.
Un pájaro
Sobre la línea de mis manos,
un pájaro vuela,
vuela cada mañana.
Yace, yacen
detrás del viento,
sus pálidas alas.
Por este medio
Por este medio
solo enseño
los dientes
Una vieja cicatriz
ordinaria, adolescente
orilla mi pasado
Escribo con mis dedos
quebrando el teclado
Certifico unas cuantas
públicas dudosas palabras
Notario de una poesía inútil,
poesía, no sé,
te suscribo
a ojos ciegos cerrados
y veo esta comedia
con los párpados
de Virgilio
Más bien alquilo
este espacio
al aire libre
del universo
Un fuego mortal
nos devora
y suplanta
finalmente
palabra por palabra
con la luz
de sus antiguas estrellas.
El libro
Qué noche batallada,
esqueleto luminoso,
prometedoramente desolado,
me levanto,
verbo,
sol engañoso
verano que estás por llegar
con mis pies fantasmas.
Me daría de bruces
en otro tiempo
si este libro
no lo hubiese leido
tantas veces.
El árbol de pie
Frente a mí, un árbol,
mi semejante da sombra
frutos de estación,
hojas nuevas, hojas viejas,
el árbol de pie,
el sol le baña el cuerpo,
sus anillos crecen
se ha unido a la tierra.
Un árbol son sus raíces,
la luz
de sus hojas
en sus ramas,
el viento que mece
su silencio.
Las hojas permanecen.
Un árbol siempre espera
una mejor estación.
Año calendario
Aquí yace,
hoja por hoja,
el difunto,
sin días ni páginas,
como el tiempo
lo echó al tiempo,
año calendario.
Escalera
Todos los días subo,
invariablemente
los once peldaños
de una escalera
y desciendo,
invariablemente
los mismos once peldaños.
Suma y resta, digo,
de una sola medida,
el tiempo, el tiempo.
Mis antepasados
Suspendido,
en una rama,
mi antepasado,
discreto,
guía mi silencio,
sordera,
ceguera,
sobreviviencia.

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