martes, junio 08, 2010

La Maga




¿Encontraría a la maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.
Oliveira había bajado los brazos y parecia indiferente a lo que Talita hiciera o no hiciera. Por encima de Talita miraba fijamente. "Estos han tendido otro puente entre ellos", pensó Talita. "Si me cayer a la calle no se darían cuenta".
(Y la triste realidad es así: de nuevo la mujer es solamente figura de la búsqueda de Horacio)
Julio Cortázar, Rayuela

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