sábado, julio 31, 2021

Sin presente no hay futuro


Dos mil  veinte,

dos mil veinte y uno,

han pasado más de veinte siglos,

(no estoy mirando hacia atrás,

ni tomando el tiempo al tiempo

pasado),

sin saber como,

simplemente tomo nota 

del tiempo transcurrido,

me pregunto dónde estábamos

cuando todo comenzó,

el futuro, en cambio,

es un tiempo desconocido,

siempre nuevo, un enigma 

hasta cierto punto, por pasar. 

Este es nuestro presente,

con sus pequeñas cosas, desafíos,

lo respiramos hoy, imaginemos,

estamos atravesando un puente,

suspendidos en nuestras dudas,

bajo nuestros propios pies  y sentidos,

es aquí, ahora, nada más,

casi todo está en nuestras manos,

lo que de alguna manera estamos viviendo,

es un simple vuelo de pájaro en el peso de sus alas,

un recorrido más o menos conocido,

al alcance del día, de lo que duran 

sus 24 horas formales en dar vuelta

las manecillas de cualquier reloj

en cualquier parte del mundo,

una convención que hemos aceptado,

un ciclo, una rutina, si se quiere,

una cierta urgencia,

un tiempo exacto que  exige

algunas  sucesivas  respuestas,

que funcionan o se agotan en sí mismas. 

Para el día siguiente viene 

un tiempo nuevo

y queda todo a la deriva,

porque nada es como la punta del hilo 

de una madeja que por fin encontramos,

el origen quizás,

porque el principio

no tiene fin.

El futuro pareciera  más que desconocido,

una narrativa  entre la ficción,

el suspenso, la incertidumbre de lo probable,

una posibilidad, aunque este presente,

es ya verdaderamente incierto.

Cada día con su propio afán,

plagio a la Biblia y no estoy 

tan alejado de la realidad,

unos pajarillos picotean

sobre el jardín de la ventana

unas cuantas semillas

antes de volar.

Sin presente,

no hay futuro

y diría, ni pasado.

Rolando Gabrielli 2021

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