martes, abril 30, 2013


 “Pues yo no pienso dejar este mundo sin antes hacerme un test de orientación vocacional para averiguar de qué otra forma podría haber desperdiciado mi vida...”. Quino

Durante una década Mafalda nos alertó de lo mal que marchaba el mundo. Un esfuerzo muy grande para un personaje que vio que los habitantes de esa esfera azul, màs inmensa que una pelota de fútbol, no tenìan intención de mejorar. Quino, su padre, simplemente la descontinuó. Mafalda, una niña de la clase media argentina, ni común, ni corriente, sino  bastante avispada, dejó de existir, pero no en la memoria de sus viejos y nuevos lectores. Quino, su padre espiritual, a sus 80 años sigue viendo el mundo de manera crìtica, absolutamente real, inteligente y sabe que con una tira cómica no basta para cambiarlo.
¿El mundo es más cómico y cruel? ¿El hombre utiliza el mundo para devorar a sus propias criaturas? ¿El mundo es y será una porquería? ¿El mundo tiene puertas de entrada y no de salida? ¿El mundo requiere de un manual de sobrevivencia? ¿El mundo deja abierta  la puerta de atrás?
En la sopa que Mafalda rechazaba a diario como un purgante, màs que alimento, el genial Quino simbolizaba y convertía esa actitud en una alegorìa, lo volvió a reiterar en su último homenaje en la Feria Internacional del Libro de Argentina, a "los movimientos militares que teníamos que tragarnos". Todo el Cono Sur estuvo en su momento en manos de los militares, tomando sopa a la fuerza, sin razón, digo yo.
Joaquín Salvador Lavado, Quino, respondió  también  de manera inequívoca a una de las clásicas expresiones de Mafalda que en el mundo  cada día hay màs gente y menos personas, preguntado por alguien de la mesa principal, en el marco del homenaje que le hacía un banco en el contexto de la Feria. Dijo: “Sí. Siempre he pensado que cuando la civilización nuestra se termine, los extraterrestres se van a encontrar sólo las cajas de seguridad de los bancos, que son indestructibles y va a pasar lo que ahora ocurre, que cuando se hacen investigaciones (arqueológicas) y hallan algún objeto que no saben lo que es, dicen que es religioso o de culto. Y claro, los extraterrestres van a decir que esas cajas estaban dedicadas a Dios’.’
Los bancos que siempre nos han enseñado sus dientes, en esta época de crisis de Europa y Estados Unidos, han  mostrado sin pudor sus vísceras. Bertolt Brecht, en su  Ópera de Tres Centavos nos advirtió sabiamente, con esa cara de monje franciscano: "¿Quién es más ladrón, quien funda o roba un banco?" Quino nos vuelve  a hacer pensar, reflexionar, con su metáfora moderna de las cajas de Dios, unas bóvedas no precisamente azules.
Quino  dio vida a otros personajes en el barrio  de Mafalda y con ellos también se identifica: "soy yo con los problemas de Felipe en el colegio; también soy Miguelito, con todas esas preguntas fuera de lo común y que no sirven para nada, como a qué velocidad volarán las moscas. De Mafalda me sigo haciendo la pregunta de por qué la humanidad está destruyendo el Amazonas que es el pulmón del planeta y no hay quién me la conteste".
¿Dónde encontrar una respuesta del tamaño del Río Amazona o del Amazona mismo? ¿Esa es la pregunta?

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