Alguien reclama en los grandes foros
un mundo en equilibrio,
si queremos sobrevivir
a los erráticos mercados
o volátiles monedas
y desquiciadas bolsas
que no cesan de subir y bajar,
con sus vertiginoso números digitales
en nombre del capital.
Los hombrecitos uniformados
al final del día
hacen sonar la campana
y sonríen para el mundo y las cámaras.
Anoche soñé
con un oso blanco y negro,
sobre la última rama de un árbol,
buscando su sustento
y detrás el mundo
como en un principio,
sin la intervención del hombre.
Rolando Gabrielli©2014
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