Nadie describe el lugar,
mejor que el lugar,
la luz arroja memoria,
espejos despiden fantasmas.
No hay un sitio para el espanto,
mejor que el espanto y aún así
el mundo parafrasea lo ya conocido,
con su lengua de grillo
en la noche marginal del poema.
Allí oscuro en la orilla,
nada crece.
En lugar de la memoria,
espejos repiten a coro,
lo que ninguna imagen
registra al reverso de la historia.
Rolando Gabrielli©2016
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