Los muertos
nos hablan de cosas vivas
y
muertas porque viven detrás del muro,
donde entonan
sus canciones
camino al
otro mundo,
como si
fuera un dìa de trabajo,
solo que son
canciones de paz,
himnos
simples que no debieron arengar guerras,
empuñar estandartes
los jóvenes soldados
que no
pudieron disfrutar la vida,
caìdos en el
barro inanimado
con sus ojos ciegos, cuerpos mutilados.
Algo nos
confunden aun esas notas,
no las logramos
escuchar,
el muro
retiene el eco de sus vocales
y al otro
lado otras voces,
inconfundibles voces,
persisten con
su aparentemente,
primitivo,
sabio, diálogo.
Rolando Gabrielli@2017
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