lunes, febrero 12, 2007

ENRIQUE LIHN


Lihn se fue
en el pájaro sediento de la palabra.
Hizo gárgaras con la poesía,
tragó amargo el flaco
con la Junta en vida y muerte.
Ahora, su resurrección
fue la palabra,
el vómito helado y sangrante
de sus malos días malos,
la bocanada de la muerte.
Aire seco, Lihn se despide
aniquilado
en una pieza oscura
de la calle Passy.

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