Pienso en quienes conquistaron Limbo city,
con sus cuerpos blindados por las corazas,
cascos de hierro brillantes, espadas sangrantes,
oxidados bajo la lluvia torrencial y la noche cerrada,
dijeron selva frente al precipicio, desparecieron,
un abismo de tierras desconocidas, fracturadas,
geografía ciega luz
india sus víctimas arrancadas de cuajo
arrastraron rìos,
mares, tierras, cuerpos, caserìos vacìos,
parieron días infinitos sus muertos,
el sol y el oro agotaron las mulas ahogadas
en las ciénagas viudas de otras bestias
Aquì estoy frente al mar y los rascacielos,
espejos punzantes sus
fachadas brillan,
y los balcones por su ausencia resguardan el paisaje,
que vieron los antepasados trasladarse y esfumar
los cuerpos viajar hundirse en el mar
Entraron por mar y
tocaron tierra firme
sus pies àvidos peninsulares
callosos
se detuvieron con la muerte, cambiaron de paso,
bajo tierra los gusanos huéspedes
se divirtieron en
casa
en sus propios linderos,
caballeros conquistados fueron,
putrefactos de pies a cabeza, cadàveres.
Nadie volvió, a volver no vinieron,
atrapados por un sol màs grande que ellos,
pusieron nombres y nombraron
lo que pensaron desconocido,
bautizaron aguas, extensiones , comarcas
ya habitadas, ya con dueños, ya arrasadas
Trajeron unos cuantos perros para ladrar,
espejos por trizar con rostros nuevos ,
una muerte enferma, desconocida,
de sus bocas cayeron también palabras
y aquí se multiplicaron voces nuevas,
el silabario negro del conquistador
Naufragaron galeones en alta mar,
cuerpos sin madres, dios, ni ley,
bajaron rìos, bajaron noches, abismos,
bajaron sus cuerpos y la vida de los muertos
No los detuvo nada, ni a sus velas el viento,
el oro de los muertos brillaba en sus manos,
las huellas de los
huesos dorados,
abandonaron sus cuerpos indios bajo la muerte
Un sol desolado ladra
en el perro horizonte,
aquì estoy frente a
unas puertas abiertas.
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