lunes, noviembre 12, 2012

El boom segùn Harss, la explosiva sonrisa de los escaparates

  • ¿Los nuestros o los de Harss?

El Boom de la literatura latinoamericana de los años sesenta, conmemorò recientemente 50 años de su lanzamiento, comenzò en Parìs  y naciò de una sugerencia  del escritor argentino Julio Cortàzar al cronista chileno Luis Harss. Nadie sabe aùn quien inventò la palabra boom, que fue un èxito y auge repentino, como su significado en lengua inglesa. ¿Pobreza de la lengua o de la imaginaciòn? ¿O efectividad del idioma inglès?
El de la foto, que lee distraidamente es Luis Harss, quien seleccionò a su gusto al selecto grupo miembro del futuro boom. Cuando comencè a leer a estos escritores a mediados de los sesenta, en pleno auge del boom, perdonen la redundancia, nunca puse atenciòn en la existencia de este personaje, aunque todo estaba enmarcado dentro del boom. Las editoriales saben su negocio, pero los lectores tambièn conocemos el nuestro. No recuerdo a nadie de mis amigos haberlo mencionado y pudo ser, lo  cierto es  que a instancias de Cortázar fue reuniendo a sus autores, que provenían de la llamada "Mafia", que se transformaría en el alma de este movimiento de lo sorprendentemente nuevo del género narrativo latinoamericano:  Julio Cortázar,  Mario Vargas Llosa y Carlos  Fuentes. Esta afirmación se desprende del propio Harss, durante una entrevista con el escritor y periodista argentino, Tomás Eloy Martínez. Una lectura ligera a las primeras páginas de Cien años de Soledad, salvaría a Gabriel García Márquez de las turbulentas aguas del boom y al propio Harss, autor de Los nuestros, donde incluyó en su arbitraria selección al colombiano junto  a los mencionados,  y agregó a  Miguel Ángel Asturias, Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, Alejo Carpentier y João Guimarães Rosa.
  • Los lectores èramos nosotros
 Quedaron fuera del  selectivo y futuro canon, del club de la nueva literatura latinoamericana, José Donoso, José María Arguedas, Augusto Roa Bastos, Ernesto Sabato y Cabrera Infante. Estas evidencias las reconoce  Eloy Martínez en su entrevista, pero son realmente evidentes, aunque  tienen sus explicaciones sobre el gusto y un poco "la ignorancia del autor", quien es calificado como "el más famoso e influyente cronista latinoamericano" de  fines de los sesenta. Harss reconoce su falta de lectura en  distintas ocasiones durante su entrevista, de apreciaciones sobre la marcha, ser guiado por los propios autores y de apreciaciones absolutamente personales. Asì se hacen  estos libros, las antologìas, y todo todo lo que demande una selecciòn promedio, me parece.
Los lectores, y si èramos jòvenes en su momento, con màs razòn, y mucho màs corazòn, tenìamos nuestro propio escenario con olfato y radar incorporado. En los prados del Pedagògico de la Universidad de Chile,  pasillos, en las calles a la salida de las aulas, en los bares, donde surgiera una relaciòn de amistad y hubiese el tiempo, se leìan y comentaban pàginas, fragmentos, absorbìamos el olor de la tipografìa. Cada cabeza un mundo, lecturas sin manuales, al dente, Cortàzar/Rayuela, Garcìa Màrquez/100 años de Soledad/Vargas Llosa/La ciudad y los Perros/ Rulfo/Pedro Pàramo.
Un menù sencillo, que con el correr del tiempo se irìa agrandando. (Onetti/Carpentier/Cabrera Infante). Borges flotaba con su propia aureola de prìncipe inglès, nòrdico, escandinavo, y muy argentino a pesar de èl.
  • Antes del boom
 Venìa, como algunos, de leer a Neruda y toda la poesìa que se iba desgranando del choclo de la gran poesìa chilena, latinoamericana, española, francesa, inglesa, norteamericana. En el telòn de fondo del boom, quedaba Neruda en su escena de gran patriarca con su cabeza de tortuga mìtica  en Isla Negra, segùn lo reconocerìan Cortàzar, Fuentes y  Garcìa Màrquez. (El habitante y su esperanza), escrito en 1926, por el autor de Residencia en la Tierra, es un punto de inflexiòn para algunos narradores y criticos literarios latinoamericanos. La visiòn de  Borges sobre la novela y narrativa, su postura, crìtica, no es mera literatura para  entender los antecedentes del boom. La època de los sesenta en adelante, se inundò de novela, prosa, narrativa, sencillamente. El hueco de la poesìa era profundo y cada vez màs solitario, los escaparates le sonreìan a la novela. Borges orientaba su propia sombra sobre el panorama literario latinoamericano con Ficciones y El Aleph, pero serìa su poemario El Hacedor  el que lo lanzarìa a la "fama", al compartir el Premio Fermentor con S. Becket, en 1961.
El boom quedò en manos de cuatro escritores, a pesar que Luis Harss  habìa santificado a  diez, sólo dos manos, entre cuyos dedos estaba  Alejo Carpentier, quien sonaba como candidato al Nobel, pero no superaba la primera letra del abecedario de presentaciòn para el futuro mentor del movimiento literario en ciernes. En su entrevista a Eloy Martìnez, Harss le pone su làpida al autor de El reino de este mundo  y Los pasos perdidos, dos novelas previas al boom, en sólo tres lìneas: "No me gustó cuando lo conocí. Era untuoso, rimbombante. Me pareció un oportunista encabalgado en la montura de la revolución cubana. Un tipo muy pretencioso, pero erudito, musicólogo, historiador, un típico intelectual latinoamericano con aspiración a la trascendencia universal".

 
 
  • Fuera del boom

  • Despuès el cubano se consagrarìa con Concierto Barroco, El Recurso del mètodo y Consagraciòn de la primavera, entre otros libros de su maciza y reconocida obra. Es difìcil negar, pasar desapercibida una obra de la dimensiòn americana y universal, como la de Carpentier, musicòlogo, arquitecto de los espacios y de la palabra.
    El chileno Josè Donoso, otro de los borrados del boom, a pesar de su cercanìa con los capitanes del movimiento, a Harss siempre le pareciò muy torpe como escritor. Her Harss ha sido implacable, no solo con estos dos escritores, sino que tambièn con Cabrera Infante, que no llegò al reparto del boom o Sabato, "de un dramatismo banal y estereotipado". Al peruano Josè Marìa Arguedas, un hombre quechua comprometido con la cultura de su tribu y antepasados, lo considerò un hombre "perdido en la vida" y tambièn fue excluido. De paso, cuenta en la reveladora entrevista a Eloy Martìnez, que le da verguenza de lo mal que Vargas Llosa tratò a su compatriota autor de Los rìos profundos." Vargas Llosa es un escritor apasionado, lo califica Harss, aunque algo mecánico a veces. Me parece poco permeable a las experiencias y realidades que están fuera de la cultura occidental. Y agrega: Sentí vergüenza al pensar que un escritor tan eminente pudiera tener una incomprensión tan grande de otro mundo dentro de su propio país. Claro: Vargas Llosa estaba en contra de cualquier indigenismo, pero Arguedas era más que eso. De todos modos, cuando escribí Los nuestros lo conocía mal. Aun hoy no sé qué hacer con un escritor como él… "
    • El retorno del cronista perdido
    ¿El boom en ese entonces era una mesa de tres patas? Harss armò su libreto y desapareciò despuès de escribir Los Nuestros, segùn leemos en la entrevista de Martìnez; Luis Harss el inventor del boom latinoamericano. ¿Un tìtulo algo pretencioso rimbombante, como alguno de los personajes descritos por Harss? El mèrito, debemos reconocer, de la apariciòn del cronista Harss, desaparecido detràs de la fanfarria del boom, se lo debemos a Eloy Martìnez, quien se lo sacò de la manga gracias al azar. Ni el mismìsimo Garcìa Màrquez, uno de los dos premios nobeles del boom, sabìa del paradero del cèlebre Harss y llegò a preguntar por èl, el dìa que el reino de España coronò en Cartagena de Indias al rey del realismo màgico. La pregunta en ese entonces quedò en el aire, reconstruyendo su propia atmòsfera como un bumerang o boomerang perdido en el tiempo.
    Harss apareciò el 2008 para sus lectores de la mano de Eloy Martìnez, y al parecer ni se habìa arrugado despuès de escribir Los nuestros, màs de tres dècadas despuès. El autor de Santa Evita, describe su encuentro fortuito en solo dos lìneas: "Si no me hubiera cruzado con él por azar en una calle céntrica de Buenos Aires una noche de octubre, sin duda lo habría perdido para siempre".
    Harss, palabras màs o menos de Martìnez, en esos años, escribìa sus propias ficciones en Mercersburg, un pueblito de dos mil habitantes, 120 kilómetros al sudoeste de Harrisburg, la capital de Pennsylvania. Esta entrevista que cito reiteradamente se llevò a cabo en Lancaster, una curiosa àrea alejada del mundanal ruido donde reinan los amish. Segùn cuenta Martìnez, Harss tenìa el mèrito de haber escogido el mejor lugar perdido en la nada de Estados Unidos, para ocultarse del mundo. Y al parecer el motivo no era otro, que escribir su propia literatura, porque no se ocultaba, segùn cuenta màs adelante Martìnez, màs bien "se sentìa expulsado de su paìs, Argentina." Con su novela La otra Sara o la huìda de Egipto, Harss se estrenò en 1968, algo que recièn hoy me percato, que se transformò en "un inesperado fracaso y en el ostracismo de Harss." El misterio de Harss estaba màs o menos al descubierto, trabajò como cronista, traductor, profesor de secundaria y universitario, pero su oculto deseo era la novela. Despuès de Los nuestros, reeditado en varias ocasiones, tomado como referencia en Estados Unidos y Europa sobre el canon del boom, Harss, todo indica, sumò una colosal frustraciòn narrativa de las dimensiones del Mississippi.
     
     
    ¿Un personaje de Bolaño?
    Ahora pienso que podrìa haber sido un magnìfico personaje para Roberto Bolaño y quizàs decidiò ignorarlo o no se le atravesò justo en el camino. ¿La ruta de la universalizaciòn de la novelìstica latinoamericana estaba en su propia ruta? Curiosamente fue un pintor argentino- japonès, Kazuya Sakai, quien le recomendò a Harss que visitara en Parìs a Cortàzar y ahì partiò la idea del boom, frase aùn de autor desconocido y que algunos la identifican con Emir Rodrìguez Monegal. La Mafia estaba instalada en Parìs, Cortàzar, Vargas Llosa y Carlos Fuentes y se formarìa lo màs cercano a un "cartel de escritores", con la ayuda de la editorial española Seix Barral, que toma como referencia la ediciòn de La ciudad y los perros, 1962, como el lanzamiento del boom. Despuès ingresò a la escena el mayor olfato de la narrativa latinoamericana: Carmen Balcells. ¿Un boom latinoamericano cosechado en España? Historias deben haber mil, nosotros solo leìamos, tomàbamos apuntes de estos grandes fabuladores, ficcionistas renovadores de la lengua que usàbamos casi como un "trabalenguas contaminados por viejas lecturas provincianas". Ya èramos unos simples  cronopios.
    Fue un tiempo magnìfico para la novela màs allà de cualquier etiqueta, de Norte a Sur, cruzò toda la geografìa de Latinoamèrica, y algunos autores y obras, ya son nuestros clàsicos.
      

    EL SORPRENDENTE RETORNO DE HARSS
    El inefable Harss, sepultado en la pedagogìa y persistencia  de sus propias ficciones narrativas, habìa salido de la escena pùblica desde el boom, retornaba en brazos del azar y de sus sombras, hace cinco años, en un encuentro fortutito con su entrevistador en Buenos Aires. La detallada conversaciòn con el escritor Eloy Martìnez reflejò en parte la cocina de Los Nuestros y como su autor ìnterpretaba las novelas y veìa a sus autores sin anestesia. Un mèrito de Martìnez para hacer rodar el ovillo del boom, un movimiento que dejò grandes novelas del siglo XX en Amèrica latina y en  el habla castellana. Harss, tocado por la curiosidad cortazariana habìa armado este puzzle para un gènero que atravezaba una gran crisis y en Nuestra Amèrica renovaba el propio idioma español y una manera de contar las historias. No es poca cosa, para los escritores y lectores que en definitiva tienen la última palabra. Es mentira que un manual, por  bien escrito que   estè, para a guiar todas las lecturas de una generaciòn y de las futuras, pueda resolver el tema del gusto, forma y contenido, el lenguaje que termina con la anècdota, la vida de los personajes estructurando el andamiaje de la novela. La novela, siempre he creido, es  criatura camaleònica y de ella puede esperarse todo. Esa es su oxigenaciòn.
    Sin embargo, y de eso no dan cuenta  pràcticamente los cronistas actuales, la poesìa  tuvo una notable influencia en autores  del boom, como Cortàzar,  Garcìa Màrquez, Vargas Llosa y Carlos Fuentes, quienes en distintas ocasiones lo reconocieron de manera  explìcita y directa. Borges es màs que un dato y tambièn el peruano Cèsar Vallejo.
    • El fantàstico Juan Rulfo
    De la novela y el boom se ha dicho tanto, que ambos "estiraron la pata" en tèrminos mortuorios chilenos, pero què va, la historia es la historia y la novela es la novela. Repaso estas lìneas mientras diluvia como en los tiempos de Isabel viendo llover en Macondo y asì ocurren las escenas precipitàndose como en un rìo profundo, caudaloso, sin fin. La novela latinoamericana al parecer, tenìa espalda, pero no nuevos ojos. No podemos dejar de  citar  y volverlo hacer si es necesario, al màgico y legendario, al humilde Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, sì Rulfo y su Pedro Pàramo editado en 1955. La novela latinoamericana tenìa mayorìa de edad antes del boom. Realmente màgico y fantàstico, Rulfo, un escritor apartado de los escenarios novelescos y de la novelerìa menor. Lenguaje preciso desde el alma de sus personajes y del interior del paisaje mexicano, ese que no borra el viento.
    Asì, como un espectro rulfiano, volviò a aparecer, retornò a la escena del crimen digital, Luis Harss, y lo hizo un  martes  13 de noviembre, un dìa despuès que escribiera la primera parte de este  artìculo, una coincidencia extraordinaria en este mundo ubicuo de Internet. La misma foto que editè 24 horas antes, un Harss  distraido, relajado, y concentrado en una lectura  cuyo contenido desconocemos. Es la foto de un anuncio que hizo en la fecha el diario español El Paìs, en una notable coincidencia con mi blog  en el marco de una entrevista digital con el escurridizo, mìtico, representante de la metàfora de un movimiento que el azar disparò hace 50 años, por poner una fecha de una historia difusa aùn en las mejores memorias. Cuando le vi, me animè a  enviarle una pregunta como solicitaba la mecànica del diario para establecer algùn vìnculo, siempre y cuando  la pregunta superara el cedazo del  rotativo madrileño. Una incògnita màs para un personaje que se identifica con una X a resolver. ¿Què pìensa que sea un chileno quien dio a conocer el boom y sea otro chileno, Roberto Bolaño, quien abra las puertas post boom? La pregunta entrò en el laberinto  kafkiano, borgeano, y se perdiò en su propio eco. No pasò la prueba, pero Harss tuvo la oportunidad de referirse al menos a lo que considera su nacionalidad y definirse, ademàs de sentirse "peleado con la Argentina". Una manera indirecta de tocar parte del tema,  fue cuando dijo: "Nací en Valparaíso, Chile, crecí en Argentina, y ahora vivo en EE UU y soy norteamericano también. Además mi madre era de Nicaragua, y también tuve pasaporte nicaragüense. Pero realmente nunca me he considerado chileno, porque no me crié ahí ni tuve nunca documentos chilenos (salvo la partida de nacimiento). Una cosa rara, ¿verdad?" Faltò añadir que descubriò el boom en Parìs, gracias a Cortàzar quien era argentino y seguramente hablaban un mismo lenguaje porteño. Uno de los padres del boom naciò en Panamà, Fuentes, y otro en Bèlgica, Cortàzar. Ninguno de los dos dejò de ser latinoamericano.
    • Ni chilenos, ni cubanos
     Siempre le sobrò el chileno Donoso y no le agradaron los cubanos Carpentier y posteriormente Cabrera Infante, dos escritores que no necesitan mucha presentaciòn.
    Harss, interrogado sobre si congeniò o no con Carpentier, dijo "Se puede decir que Carpentier pertenecía a esa raza de escritores que se consideraban a sí mismos como eminencias por su posición política y social. Esa época terminó, y los escritores más jóvenes son más escritores, más humildes. Yo congenié relativamente con varios."
    Cuando Harss conociò a Carpentier, ya habìa escrito reconocidas obras y ensayos musicales, tres novelas fundamentales de la novelìstica latinoamericana  y en idioma español, que antecederìan a otras tres grandes novelas del cubano.  Tal vez aùn no se da cuenta, porque en una de sus respuestas reitera como en la entrevista con Eloy Martìnez, que no està al dìa en la novelística latinoamaricana.
    La pregunta que pasò el cedazo de El Paìs es la siguiente: Buenos días Luis, De chileno a chileno, ¿quién le parece es el mejor novelista chileno? Un saludo cordial. "No estoy demasiado al día, pero diría que probablemente es Roberto Bolaño. Fue un escritor muy curioso, que en realidad escribió poesía en prosa. Y es un descendiente de Cortázar en su sentido del humor, de los absurdos. Pero en el momento del 'boom', siempre se citaba a José Donoso, aunque personalmente no era mi favorito. En  el  momento del boom no existìa  Bolaño, un autor incòmodo para los sobrevivientes del boom, ya que sòlo Vargas Llosa se refiriò a èl, los demàs, fuera de los muertos, lo ignoraron y de preferencia Carlos Fuentes, un acucioso lector, historiador y estudioso de la novelìstica latinoamericana y mundial. Se saltò a Bolaño con una verònica, "no lo he leìdo", lo harè cuando pase el efecto post  Bolaño. Todos  sabemos no serà posible ahora, aunque queda la duda si lo leyò en su tiempo y esperemos que sì, porque Los Detectives salvajes es una de las mejores novelas sobre Mèxico, entre otras cosas. Bolaño fue, ademàs, un parricida  obsesivo, a tiempo completo, y consecuente con su manera de ver y hacer literatura. A Bolaño le ha pasado lo que Garcìa Màrquez, son dos escritores leìdos y que han "triunfado" en Estados Unidos.
    Y tambièn se dijo en este encuentro digital lo màs parecido a un gazapo literario, cuando  Harss  resolviò esta pregunta: ¿Cuàl cree usted es el escritor que se ha dejado de lado en el boom siendo opacado por las grandes figuras literarias que se mantienen con el pasar del tiempo? Se podría citar a Juan José Sáez, un escritor argentino que ha vivido toda la vida en Europa. Es muy leído y muy conocido, pero èl esa época pasó desapercibido. Salvador Garmendia, venezolano, también fue muy leído en esos años y después no sé qué pasó. Siempre hay mucha gente que por una razón o por otra no amanece en el momento exacto". El escritor citado, es Juan Josè Saer, no Sàez, quien  no habìa escrito nada importante en la època del boom. A Garmendia lo conoci en  Chile, ya habìa escrito Los pequeños seres, una novela  de tinte filosòfico camusiano, sartreano, escrita con una prosa punzante.
    En esta segunda apariciòn, Harss  responde sobre un boom aparentemente  masculino, el por què y sus causas. "En esa época había excelentes poetas y también mujeres que escribían muy buenos cuentos, pero yo no conocí ninguna mujer novelista que estuviese al nivel de los autores del boom" Ciertamente, nunca apareciò una novelista en Las nuestras. ¿La novela es masculina? ¿Tiene pantalones la narrativa? ¿La prosa es para los pròceres de la novela? Dicen que a Harss se le escapò una brasileña de su lista del boom. ¿No la conocìa, ni èl hablaba portuguès?  Clarice Lispector es su nombre, segùn Eloy Martìnez. Naciò en Ucrania. Sinceramente, aùn no la conozco. "La literatura brasileña es un secreto para los latinoamericanos. Algùn dìa la conoceremos." Jorge Amado, es una excepciòn en idioma castellano, Carlos Drumond Andrade y João Guimarães Rosa.

    felisberto hernández
    • El pianista de la memoria
    En este pentagrama virtuoso que nos toca  el  autorizado Harss  con sus lineas rectas horizontales y equidistantes, asoma en el olvido, vital y renovada, la figura siempre ignorada por el gran pùblico, del uruguayo Felisberto Hernàndez. "Felisberto se me murió [el 13 de enero de 1964] poco antes de que me pusiera a trabajar en el libro. Me hubiera encantado entrevistarlo", revelò Harss a Martìnez. ¿Era necesaria la entrevista para incluir al pianista Hernàndez? ¿Era tan original Felisberto que le sobraba al boom de Harss? ¿Un  Proust uruguayo lejos de la tradicional lata de sardina de Amèrica latina? Hernàndez se instala en  Montevideo y en sì mismo. Trabaja con la memoria proustiana, los sueños kafkianos, cada palabra toca su propia tecla. ¿Por què lo dejò ir, Herr Harss? FH en sì mismo es un personaje extraordinario, novelesco, un feroz anticomunista que se casò, sin saber, con la española Àfrica de las Heras, republicana y agente de la KGB, quien se desempeñò en esas funciones en Montevideo. Se casò seis veces, bajo la teorìa  quizàs del acierto y del error. Una combinaciòn casi perfecta y fantàstica de la realidad.  Las cenizas de Hernàndez, què personaje enigmàtico, nadie sabe donde quedaron. ¿Todo se borrò Harss? A mì, FH, me ha hecho una desconocida. Llevo dìas buscando una ediciòn de Casa de las Amèricas, una joyita de sus cuentos. Es el ùnico libro que no aparece en mi biblioteca. ¿Què pensarà FH? ¿Un reconocimiento tardìo?  Yo lo admiro hace muchos años. No es excusa, aparezca hombre y despuès vuelve al piano
    Para Italo Calvino, Hèrnàndez no se parecìa a nadie  en Europa ni en Amèrica latina. ¿El fantasma de Felisberto asustò a Harss?  ¿Què estarìa pasando en el boom de la cabeza de Harss? ¿No le bastò que Hernàndez tocara piano en salas de cine mudo? ¿No fue suficiente esa prueba de humildad y humillaciòn?
    Cada lector se seguirà pasando su propia pelìcula del boom, alguien ya se proclamò el ùltimo sobreviviente operativo. Cincuenta años para la novela, es poco tiempo, si pensamos en El Quijote de la Mancha, como libro clave del gènero tal y como lo conocemos en español. Definitivamente, el boom existiò, ocurriò en nuestro tiempo. Las novelas se escribieron y fueron leìdas.  Como ocurre con  estos fenòmenos literarios, los aciertos,  la arbitrariedad, el olvido, los gustos, la mala leche, todo aflora en un mismo mismo circuito. Las aguas tienden, con el tiempo, a encauzarse de manera natural y es el lector quien finalmente tendrà la palabra. El riesgo es  el fomento de la banalidad, los lanzamientos brujos  para lectores incautos, la fuerza demoniaca que ha adquirido el mercado. La crisis editorial que  vende lo que sea. No estàn todos los que son y ese es un acierto de un tiempo literario que rompe una època que resuena con su eco de otro tiempo, es tambor y hojarasca de nuestros dìas. ¿El boom tiene espuelas propias? Cada jinete monta, cabalga y desmonta su caballo. Asì tambièn los lectores. La escritura y la lectura son un trabajo solitario. Cada quien con su propio espejo. Los repaso de la historia, son tambièn los laberintos de la memoria. Los hechos tambièn tienen su infancia, nacimiento, y el tiempo transcurrido nos permite  reordenarlos, armarlos  de una y otra manera. Las listas siempre son selectivas, como las antologìas, las inscripciones aristocràticas. A veces, un elefante queda por fuera de una lista de animales. Los elefantes, como cualquier otro ser vivo, acuden tambièn a sus cementerios. En sus pliegues quizàs van los años como pàginas pasadas y releìdas. He vuelto a revisitar Rayuela, y son los personajes los que hacen  las novelas. La Maga es uno de mis favoritos. De vez en cuando, cita uno de mis poemas. Eso, presiento.
    Rolando Gabrielli©2012

     

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