Si hay un Dios,
es el VAR,
Rey y Señor
de la justicia
y la objetividad.
Dueño de la última
y todas las palabras,
dentro fuera
de la cancha,
ante Él,
se rinde la verdad.
Oh, VAR, que estás
detrás de la jugada,
no penalices mi mirada,
al más allá.
Entrégate a tu público,
se fiel de la balanza,
espada de dos filos
por igual.,
deja hombre
que la máquina
ejerza su imparcialidad
o silénciale de una vez
por todas
y podamos ver
con todos los desaciertos,
errores humanos,
el partido de aquí a la eternidad.
Rolando Gabrielli2022
EL VAR QUE EMBORRACHA LA PERDÍZ A LOS ÁRBITROS
Pienso en las polémicas que ha
traído el V.A.R en este mundial y en otras competencias, y que seguirá
habiéndolas. La solución es eliminarlo dejar más libre al azar y libertad al
fútbol, el espectáculo. Podría ser una solución radical. Muchos, seguramente,
estarían felices, quizás los más. Sería una derrota para los
autores que impusieron este mecanismo, en manos de una máquina, pero
que el hombre resuelve finalmente. No digamos que la herramienta cae en falta,
sino quien la interpreta.
Una solución podría ser, que cada uno de los capitanes
vaya a ver también el V.A.R. y decidan o al menos se cercioren de que ha
registrado el Video arbitraje. Dirán que demora el partido, es el árbitro quien
decidirá finalmente, pero contará con dos observadores autorizados.
Con el V.A.R. nos habríamos perdido, seguramente, la
mano de Dios, cuya historia será memorable hasta el final del último partido
aquí, en la Tierra.
Pero el V.A.R tiene un encanto que pareciera no verse
a primera vista. Pueden ser varios, pero el suspenso de unos 60
segundos o un poco más, es un añadido al climax del deporte rey. Cuando el
árbitro comienza a escuchar la voz del V.A.R. que le dice, espere, vamos a ver.
Eso puede valer haber estado allí y ser parte de la histórica decisión. Es más
interesante cuando el V.A.R. se equivoca, porque después de todo el V.A.R. no
se manda solo, lo único que hace es ofrecer sus modestos servicios
de árbitro sin sentimientos, ni emociones, totalmente mecánico.
Ahora la pregunta es, ¿el V.A.R. es el
culpable? ¿o las manos y ojos moros que lo interpretan? ¿Quién
dirige el V.A.R.? El V.A.R. produce alegría, malestar, rabia, ansiedad, dolor,
impotencia, indignación, rebeldía, sublevación en las galerías, tribunas de los
estadios, cabezas de los jugadores, entrenadores, en la atmósfera que produce
un partido de fútbol y se transforma en red social y tinta de periódico.
El fútbol es pasión, la
tecnología niega la emoción espontánea, el misterio, la “malicia” del
futbolista, picardía, digamos ingenio. Y aún así, las reglas del VAR no son
siempre las correctas. ¿La perfección no existe aún en las máquinas?
El VAR está trabajando ahora en el mundial Catar, es la fiesta más importante del fútbol mundial y se realiza cada cuatro años y ya ha habido varias disputas, entre ellas, una con el equipo uruguayo y uno de sus jugadores emblemáticos, Edinson Cavani, las emprendió contra la pantalla del V.A.R, derribándola de un puñetazo. El V.A.R. se negó a revisar una falta contra el uruguayo en el área del penalti. La maquinita tiene su carácter, al parecer.
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